Dispositivo de acceso venoso (VAD) Un dispositivo de acceso venoso (VAD), a veces llamado catéter venoso central, es un tubo intravenoso (IV) temporal o de largo plazo que se usa durante el tratamiento. Se coloca en una vena grande del pecho o del brazo de tu hijo(a). Este catéter largo y flexible se coloca dentro o cerca del corazón, lo que permite administrar el tratamiento necesario en segundos. Se usa para administrar medicamentos, líquidos intravenosos, quimioterapia, productos sanguíneos y apoyo nutricional, así como para extraer sangre para análisis. Se inserta durante la cirugía mientras tu hijo(a) está sedado(a) o bajo anestesia general, ya sea antes de que comience la quimioterapia o durante el primer mes de tratamiento. No todos los niños necesitan un VAD; esto lo determinará el equipo de atención médica junto contigo. El VAD se retira cuando ya no es necesario. Existen diferentes tipos de VAD, un puerto implantado que se inserta debajo de la piel cerca de la clavícula; un catéter venoso central tunelizado (Broviac® o Hickman®) que tiene un tubo; un lumen (ya sea doble o simple) que sale del pecho; o una línea PICC (línea central que se inserta a través de una vena en el brazo). El equipo de atención médica analizará cada tipo y te ayudará a elegir el mejor dispositivo para el tratamiento de tu hijo(a). El cuidado de cada uno de estos tipos de catéteres es ligeramente diferente. Un puerto casi no requiere cuidados en el hogar, pero es necesario insertar una aguja especial (sin perforaciones) a través de la piel hasta el puerto cada vez que se usa; se puede conectar un tubo a la aguja para administrar medicamentos o líquidos por vía intravenosa. Una vía central externa requiere cambiar los vendajes constantemente para prevenir infecciones y cuidar la piel alrededor de la sonda. Las líneas externas también se deben lavar de manera rutinaria con una solución para que sigan funcionando correctamente. Se te enseñará cómo cuidar el dispositivo en casa. Aspiración y biopsia de médula ósea Una biopsia de médula ósea es una prueba que se realiza para determinar si hay células tumorales en la médula ósea. Se inserta una aguja en un hueso y se recoge una muestra de médula ósea (biopsia) y de líquido de la médula ósea (aspirado). Por lo general, es necesario obtener una muestra de médula ósea de ambos huesos de la cadera. Los pacientes que se someten a un aspirado y a una biopsias de médula ósea pueden experimentar dolor; los niños a menudo son sedados para este procedimiento. Si tu hijo(a) tiene molestias después de la prueba, se le puede administrar un analgésico suave como Tylenol®, pero ni aspirina ni ibuprofeno (Motrin® o Advil®). Un médico especializado (patólogo o hematólogo) examina la médula ósea con un microscopio para ver si la producción de los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas es normal. También se buscan células anormales, como células formadoras de sangre inmaduras (blastos), que pueden indicar leucemia; células tumorales que pueden indicar un tipo diferente de cáncer; o células dismórficas (de aspecto anormal), que pueden indicar una enfermedad diferente. La médula ósea también se evalúa para determinar la expresión protéica de las células malignas (cancerosas), que puede indicar leucemia o anomalías cromosómicas, lo que puede ser señal de la presencia de otras enfermedades. Otras pruebas incluyen el fenotipado inmunológico, la citogenética y la hibridación
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