n ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA ANEMIA APLÁSICA? Cuando un niño presenta signos de anemia aplásica, uno de los primeros pasos para hacer el diagnóstico es el análisis de sangre. Los análisis de sangre se realizan insertando una aguja en el brazo o la mano del niño para extraer la sangre que se enviará a un laboratorio para su análisis. La extracción de sangre puede resultar difícil para los niños y los padres, pero es necesaria para obtener un diagnóstico preciso. Una prueba llamada hemograma o recuento sanguíneo completo (CBC) mide la cantidad de glóbulos blancos (WBC), glóbulos rojos (RBC) y plaquetas que circulan en la sangre. En los niños con anemia aplásica, todos estos números son bajos. El recuento de reticulocitos, que mide la cantidad de glóbulos rojos jóvenes y saludables que el cuerpo está
produciendo, también puede ser bajo. El equipo de atención médica también ordenará un perfil químico para verificar el equilibrio electrolítico de tu hijo(a) y qué tan bien están funcionando sus riñones e hígado. Se puede realizar también una muestra de sangre para detectar infecciones virales recientes. Estas pruebas ayudarán al equipo de atención médica a buscar otras causas del recuento sanguíneo bajo y a confirmar el diagnóstico de anemia aplásica. El diagnóstico de anemia aplásica se confirma
mediante un aspirado de médula ósea y una biopsia. Estas pruebas ayudan al equipo de atención médi- ca a comprender la causa de la insuficiencia de médula ósea de tu hijo(a) y a descartar otros motivos para los recuentos sanguíneos bajos. Durante un aspirado de médula ósea, se inserta una aguja a través del hueso, generalmente en la cresta ilíaca (hueso de la cadera), y se extrae una muestra de la médula ósea del espacio esponjoso del hueso. Después, un médico especializado (patólogo o hematólogo) examina la médula ósea bajo un microscopio para ver si los glóbulos blancos (WBC), los glóbulos rojos (RBC) y las plaquetas se están produciendo normalmente. El patólogo también busca células anormales, como células inmaduras productoras de sangre (blastos), que pueden indicar leucemia, y células dismórficas (de aspecto anormal), que pueden indicar una enfermedad diferente. La médula ósea también se examina para determinar la expresión proteica de las células malignas (cancerosas), lo que puede indicar leucemia y anomalías cromosómicas, que son signos de otras enfermedades. En niños con anemia aplásica, la expresión de proteínas y las pruebas cromosómicas son normales. Es necesaria una biopsia de médula ósea para diagnosticar la anemia aplásica. Durante la biopsia de médula ósea, se inserta una aguja en el hueso de la cadera y se obtiene un pequeño “núcleo”, o una pieza del hueso en forma de cilindro. El patólogo observa este núcleo y determina qué tan celular es la médula, o sea qué tantas células productoras de sangre tiene. En niños con anemia aplásica, la médula ósea es hipocelular, lo que significa que se ven muy pocas células productoras de sangre bajo el microscopio. El grado de celularidad se establece en porcentaje. Ese porcentaje ayuda a determinar la gravedad de la anemia aplásica. El aspirado de médula ósea y la biopsia se realizan al mismo tiempo. Los niños generalmente son sedados o reciben anestesia general durante el procedimiento para evitar molestias. Al despertar de la sedación o de la anestesia, tu hijo(a) puede quejarse de dolor de hueso en el sitio de la médula ósea; sin embargo, este dolor suele ser leve y desaparece en 1 o 2 días. Si tu hijo(a) se siente incómodo(a), se le puede dar un medicamento leve para el dolor.
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